El IoT (Internet Of Things) o Internet de las Cosas es la posibilidad que nos ofrece la tecnología de conectar cualquier elemento de casa a Internet para comunicarse con el resto de cosas y personas que nos rodean y así obtener ventajas de la automatización de elementos que hasta ahora ni imaginábamos.
¿Una tecnología del pasado?
Hace pocos años, cuando empezó a mencionarse el IoT, daba la sensación de que cualquier electrodoméstico de nuestra casa estaría conectado a la nube para realizar las tareas más inverosímiles. Además, miles de dispositivos de utilidad relativa hicieron aparición, prometiendo que el futuro vendría de la mano de estas tecnologías.
Sin embargo parece que ha vuelto algo de coherencia al ser humano y mucho de lo que nos prometieron se ha quedado por el camino. Las neveras no hacen la compra solas, el lavavajillas no se activa cuando está lleno y no tiene mucho sentido encender las luces cuando estés apunto de llegar solamente para ahorrarte ese trabajo.
En cambio hay otras que son habituales como las calefacciones programables a través de internet, los sensores relacionados con la seguridad, el uso de estas tecnologías para asegurarnos que personas mayores se encuentran bien o alguna cosa menos útil como los Alexa de turno.
¿Cuál es el futuro de esta tecnología?
Bueno, es difícil predecir en dónde se seguirá usando todo esto. Por el momento parece que pequeños dispositivos como medidores de constantes personales están teniendo éxito, así como aplicaciones para pequeños robots autónomos como los drones.
Para sistemas personalizados, como pueda ser una estación meteorológica remota o la automatización de ciertas funciones en un campo que un agricultor pueda tener lejos de su residencia, también parece que el IoT casero puede tener futuro.
Habrá que estar atentos para ver las tendencias de esta tecnología pero lo que es evidente es que la vorágine con la que nació se ha calmado y ha entrado en razón.